Nos vamos a Sicilia, desde donde haremos una escapada a la cercana Malta. En el centro del Mediterráneo, la gran isla de Sicilia y la pléyade de archipiélagos que la rodean son algo así como la "plaza mayor" del mar.
A un tiro de piedra de la costa africana, a medio camino entre Algeciras y Estambul, su posición ha marcado su historia. Una historia para presumir, algo así como un curriculum de premio Nobel...
Porque en Malta encontramos ya construcciones prehistóricas monumentales, muy anteriores a las pirámides de Egipto. Sicilia, zona de expansión natural para los griegos, se convirtió en el corazón de la Magna Grecia, superando sus ciudades a las metrópolis en muchos aspectos. Hoy podemos visitar algunos de los mejores ejemplos de arquitectura y urbanismo griego del mundo.
La cercanía extrema con Cartago reforzó la antiquísima presencia fenicia, siendo una tierra de contacto y conflicto con la potencia romana. Ésta se convertiría en hegemónica, legándonos también algunos ejemplos sobresalientes en la isla.
Esta relación-tensión norte-sur entre romanos y púnicos dejará paso a una época donde los cuatro puntos cardinales se encontrarán en Sicilia, conviviendo, luchando y creando alianzas cambiantes. El papado desde el norte, los árabes desde el sur, Bizancio desde el este y los normandos, llegando por el oeste tras un largo recorrido desde sus orígenes escandinavos. Todos ellos han dejado su impronta, en "rabats" árabes de casas blancas y estrechas calles, en iglesias y castillos románicos en lo alto de los riscos, en un arte coronado por los mosaicos bizantinos, y en una arquitectura militar normanda que salpica las ciudades costeras.
Serán los normandos los que ejerzan el dominio finalmente, aún asimilando profundamente modos económicos y urbanos árabes, formas religiosas y políticas romanas e inspiración artística bizantina.
Las dinastías aragonesa y española tomarán el relevo, dejando una profunda huella durante siglos, floreciendo elementos comunes en las dos orillas que hacen familiares algunos detalles que para el resto son sorprendentes: las sentidas procesiones de Semana Santa, los nacimientos en Navidad, el mazapán, tantas recetas compartidas, toponimias comunes...
Queremos sumergirnos en este mar de la Historia, donde cada metro de profundidad explica un trozo de la superficie actual. Este año toca sol, calor, comida reconocible, idioma abordable. Pero como el pasado, también volcanes inmensos que marcan la vida y la geografía, vikingos que llegan para quedarse, islas remotas y como siempre, Europa.