La isla de Ortigia, parte de la ciudad de Siracusa, es una acumulación de capas de Historia, que luchan por emerger a la superficie. Siracusa fue una de las principales ciudades griegas de Magna Grecia, la más poderosa durante siglos. Incluso superior militarmente a las viejas metrópolis, como Atenas, a la que venció en una batalla naval de enormes dimensiones.
En Ortigia, decenas de callejas y callejones abarrotados de iglesias barrocas, palacios amenazando ruina y tiendas a la última, la presencia griega sale a la luz como la lava del cercano Etna. Nada más cruzar el puente Umbertino, el tempo de Apolo deja claro que las toneladas de siglos posteriores no ahogan el recuerdo de los fundadores.
La plaza del Duomo es el espacio más hermoso y teatral. La fachada española de la catedral esconde una gran sorpresa. La iglesia está construída aprovechando la columnata del templo griego, con sus inmensas columnas dóricas sujetando la techumbre. Llevan aquí más de 2.500 años, erquidas. Antes sustentando una gran estatua en oro de Atenea, usada como faro por su resplandor. Ahora, el tejado de la catedral con una inmensa estatua de la Virgen.
Ya en el extremo de la isla, la fuente Aretusa, desde siempre manantial de agua cristalina que proveía a toda la ciudad, sorprende por su cercanía al mar, apenas separada de él por un estrecho muro. Agua dulce y salada a pocos metros, sin mezclarse. Las plantas de papiro, un regalo egipcio al tirano Hierón II, desde el que se creó la única plantación de esta estratégica planta en Occidente, demuestran la calidad de sus aguas.
Muy chulo el fondo del blog.
ResponderEliminarLo de la celosia con mensaje escondido no lo he entendido. Curioso el sistema, no se porque en España se utiliza tan poco, porque deja pasar el aire y te quita el sol.
Las fotos, preciosas como siempre
Mi padre ha ideado y construído un sistema similar para las ventanas, por eso lo del mensaje: él sabía a lo que me refería ;-)
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