Sin duda el elemento más destacado es el inmenso teatro griego, excavado en la colina y dominando el puerto en la distancia. Su capacidad para más de 30.000 espectadores lo convirtieron en uno de los principales del mundo griego.
Aquí estrenaron, en su presencia, grandes literatos como Esquilo u Eurípides.
Junto al teatro, el anfiteatro romano, obra por supuesto posterior pero de perfecta factura.
Si los grandes espacios escénicos son imponentes, no menos lo son las latomías (=canteras) que rodean a los primeros. Estas canteras de piedra proporcionaron todo el material necesario para la construcción de los edificios de la ciudad nueva. Un terremoto en el siglo XVII provocó el colapso de la cubierta de tierra de la zona central, por lo que ahora penetramos en una hondonada cubierta de vegetación frondosa.
Estas canteras fueron expoltadas principalmente mediante el uso de prisioneros de guerra, muy numerosos dado el fuerte carácter bélico de los tiranos de Siracusa. En ellas malvivieros centenares de atenienses durante años, antes de ser vendidos como esclavos con la marca del caballo siracusano en la piel.
Las proporciones de algunas canteras son ciclópeas, en especial la llamada Oreja de Dionisio, que recibe este nombre de sus propiedades acústicas. Puesto que las canteras eran utilizadas también como prisiones, la leyenda cuenta que el tirano Dionisio encerraba en ésta a sus más peligrosos enemigos, y que desde el exterior podía escuchar el más leve de sus susurros conspiratorios. Parece que en realidad se utilizó frecuentemente como lugara de representaciones teatrales para aprovechar sus cualidades sonoras.
Y una vez termiando el recorrido por el área clásica, recorremos el escaso kilómetro hasta el Museo Arqueológico regional. Construcción de los setenta, en hexágonos, con infinidad de piezas desde la prehistoria hasta la época helenística. Miles de vitrinas iguales repletas de cerámica y terracotas, cada una de las cuales sería posiblemente objeto de una sala especialmente engalanada en otras latitudes. Algunas piezas impresionantes, como restos estatuarios de los frisos de los templos. "No photo" :-(
Junto al museo, la derruída pero aún sacralizada iglesia de San Giovanni. Con base en un templo griego, del que aún se aprecian los arranques de los fustes de las columnas, su origen es bizantino. Reconstruída tras un terremoto en época normanda, otro seísmo en el siglo XX derrumbó su techumbre. A pesar de ello, se siguen celebrando bodas y otras ceremonias religiosas.
Los restos de San Giovanni son hermosos, pero sin duda lo más espectacular se encuentra bajo tierra. En primer lugar, la cripta de San Marciano, de grandes proporciones y excavava en la roca. Se considera ésta la primera iglesia cristiana de occidente, puesto que San Marciano fue enviado por San Pedro a crear la comunidad cristiana de Siracusa a mediados del primer siglo. En la cripta se conserva el primer entarramiento del santo, muerto atado a una columna (también presente) y lapidado por la comunidad judía de la ciudad. También el altar de San Pablo, donde se cree que éste predicó a la comunidad tal y como se cita en el último capítulo de los Hechos de los Apóstoles. Unos cuantos frescos bizantinos se han salvado del paso del tiempo e iluminan zonas de la cripta. "No photo, please" :-(
Pero aún más abajo siguen aumentando las sorpresas. En el nivel inferior, originariamente ocupado por el acueducto griego, se encuentra la enorme catacumba de San Giovanni. Más de 20.000 enterramientos en piedra, entre nichos, tumabas en el suelo y arcos sóleos. Al modo de castrum romano, con una vía principal y centenares de ramificaciones. Impresionante laberinto, utilizado en la Segunda Guerra Mundial como refugio ante los bombardeos que asolaron la ciudad. Tampoco "photos" permitidas, así que una del esquema de la entrada...
impresionante las puertas de piedra o lo que sea eso que admiran Susana y Beatriz
ResponderEliminarEs un hueco en la piedra. Estamos en la zona de canteras aledaña al teatro grigo, de donde se extraía el material para la construcción del mismo y otros espacios. Un auténtico campo de trabajos forzados para los prisioneros de guerra.
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